Solidariedade com Chanti Ollín

Do outro lado de um mar de automóveis, ativistas encontraram um edifício para fazer um projeto que, doze anos depois, está cheio de vida, de murais nas paredes, de desenhos de tantas pessoas que passam e invenções que reciclam ideias e materiais. Hoje, esse espaço está sendo destruído pelo governo “esquerdista” da Cidade do México.

México, DF.

O Chanti Ollín não é uma casa ocupada. É um espaço que abre suas portas a todas aquelas pessoas que estão dispostas a procurar, encontrar e compartilhar novas e antigas maneiras de viver em hamornia com a natureza. “Para nós, o diálogo é intercâmbio, e o aprender fazendo, é a clave”, diz um integrante desse espaço. Apesar de estar em uma zona da Cidade do México com mais investimento de capital, resistem e constróem opções de vida em um sentido diferente.

Depois da greve da Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de 1999 a 2000, um grupo de mulheres e homens que participaram do movimento estudantil perceberam a necessidade de contar com um espaço que pudesse servir de teto e no qual também seria possível desenvolver projetos e atividades alternativos que congregaram diferentes correntes de pensamento e de concepção de vida.

Do outro lado do mar de automóveis, no meio de um ambiente de negócios e depois de buscar em diferentes pontos da cidade, encontrarm um prédio com todas as características para fazer um projeto de vida e de esperança. O espaço que agora está repleto de áreas cheias de vida, de murais nas paredes, de desenhos de tantas pessoas que passam por ali e que fazem invenções que reciclam ideias e materiais. O que as pessoas das cidades consideram lixo, para eles é visto como uma possibilidade de algo novo e útil.

Comparando com a lógica do capital, que cria objetos que devem para de funcionar em curto período de tempo, tornando-se obsoletos e materiais para as lixeiras, os moradores do Chanti criam um mundo de possibilidades aproveitando cada parte.

Em doze anos, o projeto de Chanti Ollín passou por diferentes etapas, sobreviveu a duas tentativas de despejo e hoje está sofrendo a terceira tentativa. Na madrugada de hoje, 22 de novembro de 2016, o Chanti Ollin foi despejado por granadas, que bateram e levaram seus 26 membros e uma menor de três anos de idade a agência policial número 50. Companheiros que se acercaram ao Ministério Público informaram que as autoridades se negaram a dar informações sobre os companheiros e que maquinas de demolição já estão no perímetro de fora do prédio, o que faz as pessoas temerem pela demolição completa do espaço. Por isso fazemos um chamado de solidariedade internacional com o espaço e seus habitantes.

As diferentes atividades que se realizam no espaço, apoiam o propósito ciclico do Chanti. De uma maneira em que tudo se complementa. O forno produz o pão para comer e a cinza se utiliza nos banheiros secos que foram construídos ali mesmo. Da mesma maneira se planta e se colhe em sua horta verde os frutos com que são feitos os alimentos. “O povo mexicano é filho da milpa*, que não é só de milho, mas que inclui o feijão, a abobora e o amaranto. É nossa identidade, e temos que semear as sementes necessárias para não perdê-las”, relata uma mulher. O Chanti também conta com grupos de dança e teatro que vão a diferentes cidades e comunidades do país, um estúdio musical e um lugar onde seus membros fazem uma televisão comunitária todas as quartas, que abre as portas aos que querem aprender.

Sem pedir nada às intituições nem aos governos, com uma crítica sistemática ao modelo capitalista, constróem em seu fazer de todos os dias um espaço para uma vida mais justa, que sirva de refúgio artístico, cultural e ideológico com espírito ancestral. As ações imediatas para a recuperação e a solidariedade com o espaço são fundamentais para sua sobrevivência. Informe-se, apóie e difunda.

Ante el desalojo y la represión, organización
Solidaridad con el Chanti Ollín

Al otro lado de un mar de autos, los activistas encontraron un edificio para hacer un proyecto que, doce años después, está repleto de vida, de murales en las paredes, de dibujos de las tantas personas que pasan e inventos que reciclan ideas y materiales. Hoy este espacio está siendo destruído por el gobierno “izquierdista” de la Ciudad de México.

México, DF. El Chanti Ollin no es una casa ocupada. Es un espacio que abre sus puertas a todo aquel que esté dispuesto a buscar, encontrar y compartir nuevas y antiguas maneras de vivir en armonía con la naturaleza. “Para nosotros el diálogo es intercambio, y el aprender haciendo, la clave”, señala un integrante de este espacio. A pesar de encontrarse en una de las zonas de la Ciudad de México con más inversión de capital, resisten y construyen opciones de vida en sentido distinto.

Después de la huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de 1999 al 2000, un grupo de hombres y mujeres que participaron en el movimiento estudiantil se vieron en la necesidad de contar con un espacio que les sirviera de techo y en el cual poder desarrollar proyectos y actividades alternativos que congregaran diferentes corrientes de pensamiento y de concepción de la vida.

Al otro lado de un mar de autos, en medio de un ambiente de negocios y después de buscar en diferentes puntos de la ciudad, encontraron un edificio con todas las características para hacer un proyecto de vida y esperanza. El espacio ahora está repleto de áreas llenas de vida, de murales en las paredes, de dibujos de las tantas personas que por ahí pasan e inventos que reciclan ideas y materiales. En lo que la gente de la ciudad considera basura ellos ven una posibilidad de algo nuevo y útil.
En comparación a la lógica del capital, que crea objetos que dejan de funcionar en un corto lapso de tiempo, volviéndolos obsoletos y material para los basureros, los habitantes del Chanti crean un mundo de posibilidades aprovechando cada parte.

En doce años, el proyecto de Chanti Ollin ha pasado por diferentes etapas y ha sobrevivido a dos intentos de desalojo y ahora están viviendo el tercer intento. En la madruga de hoy, 22 de noviembre de 2016, el Chanti Ollin fue desalojado por granaderos, que golpearon y se llevaron a 26 de sus miembros y a una menor de tres años de edad a la agencia de policía número 50. Compañeros que se han acercado al Ministerio Público informan que las autoridades les han negado información sobre sus compañeros y máquinas de demolición se reportan a la afueras del edificio, se teme que se realice una demolición completa del espacio. Desde Acá hacemos un llamado a la solidaridad internacional para con este espacio y sus habitantes.

Las diferentes actividades que se llevan a cabo abonan al propósito cíclico del Chanti. En efecto, todo se complementa. El horno produce el pan que habrá de comerse y la ceniza que se utiliza en los baños secos, que construyen ahí mismo. De igual manera siembran y cosechan en su azotea verde los frutos con los que se hacen sus propios alimentos. “El pueblo mexicano es hijo de la milpa, que no solo es el maíz, sino que incluye el frijol, la calabaza, el amaranto. Es nuestra identidad, y hay que sembrar las semillas necesarias para no perderlas”, relata una mujer. En el Chanti también cuentan con grupos de danza y teatro que llevan a diferentes ciudades y comunidades del país; un estudio musical y un foro desde donde todo los miércoles se hace television comunitaria, que abre sus puertas a todo aquel que quiera aprender.

Sin pedirle nada a las instituciones ni a los gobiernos, con un crítica sistemática al modelo capitalista, construyen en su que hacer de todos los días un espacio por una vida más justa, que sirva de refugio artístico, cultural e ideológico con espíritu ancestral. Las acciones inmediatas para la recuperación y solidaridad con el espacio son fundamentales para su sobrevivencia. Infórmate, apoya y difunde.